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Todo comenzó en un taller escondido en un pueblecito de piedra, un verdadero laboratorio de esencias en el que se mezclan preciados elixires, singulares esencias y materias primas refinadas. En medio de este torbellino de efluvios, Silvana Casoli se convierte en una «nariz». No por elección, sino por vocación. Aquí reina como una alquimista y crea su primera obra maestra, Chocolat.
Es el campo generoso y soleado de su infancia en el que el olor de los olivos, el sabor de los frutos y el aroma de las flores se mezclan para convertirse en un auténtico teatro olfativo que será el telón de fondo de sus creaciones, antes de enriquecerse durante sus viajes: Marruecos, Perú, China, Saint-Tropez... lugares distantes que constituyen un caleidoscopio de aromas.
Evasivas, inclasificables y eclécticas, las fragancias de Il Profvmo han seducido al Papa, a Madonna e incluso a Sting. Veinte años de creatividad impulsiva y generosa, una vida dedicada a despertar los sentidos.
«Los perfumes que creo no son solo fragancias. Dejo un pedazo de mí misma en cada frasco. Intensos o discretos, a veces traviesos y siempre esquivos, cada uno de ellos encarna un aspecto de mi alma».
Silvana Casoli